En la actualidad, muchas fibras de celulosa, como la seda artificial y los materiales aislantes, se basan en fibras de celulosa producidas químicamente. Los materiales básicos suelen ser madera, restos vegetales, algodón y papel de periódico reciclado. Para la producción industrial de fibras, primero hay que extraer la celulosa. Para ello, se esterifica parcialmente la celulosa de las fibras vegetales empapadas en pulpa con ácido acético, con lo que se forman copos de acetato de celulosa en una reacción química. A continuación, estos se disuelven en acetona en un reactor para formar pulpa textil, que se puede procesar en el llamado proceso de hilado en seco mediante boquillas en el flujo de aire caliente para formar hilos continuos (filamentos). El posterior rizado y corte produce fibras cortas de acetato de celulosa.
La clave para la producción de fibra de celulosa son los procesos respetuosos con el medio ambiente (por ejemplo, la recuperación de disolventes) y la consistencia de las propiedades del producto. Esto solo se puede conseguir con un control de proceso fiable con sistemas de medición técnicos de gran precisión. Además de los asequibles caudalímetros másicos Coriolis, KROHNE también ofrece caudalímetros Vortex con sensor de temperatura y presión integrado, así como caudalímetros electromagnéticos. Estos últimos son especialmente adecuados para aplicaciones de procesos complejos en condiciones de proceso muy duras con medios abrasivos como la pulpa. Además, los medidores de nivel por radar ofrecen una medición de nivel sin contacto, incluso en silos grandes y estrechos. Y nuestros transmisores de presión diferencial electrónicos pueden equiparse bajo pedido con líneas de señal de fácil mantenimiento entre los cabezales de medición en lugar de capilares llenos.