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El fluido de perforación, o "lodo", se utiliza para eliminar los recortes de pozo, controlar las presiones de formación, mantener la estabilidad del pozo y proporcionar refrigeración y lubricación a las brocas de perforación, durante todo el proceso de perforación de un pozo. La medición precisa del flujo de lodo de perforación es fundamental para la eficiencia del proceso de perforación, y la medición debe tolerar los cambios de densidad del lodo de perforación y los ocasionales huecos y burbujas de gas. Posteriormente, durante las operaciones de revestimiento, se utiliza cemento para fijar las tuberías de revestimiento de acero en su lugar, y la medición del flujo y la densidad del cemento es esencial para controlar el proceso. Los caudalímetros másicos KROHNE OPTIMASS se utilizan normalmente para ambas mediciones, ya que el diseño de tubo recto tolera las duras condiciones y la abrasión producidas por los flujos de lodo de perforación y cemento. También toleran las altas presiones, miden el flujo másico a pesar de los cambios de densidad del fluido y gestionan la presencia de ocasionales burbujas de gas, utilizando la función de gestión de gas arrastrado (EGM) especialmente desarrollada.
En las formaciones rocosas de esquisto, una vez que se han completado las tuberías de perforación, el petróleo o el gas se liberan mediante fracturación hidráulica. Se inyecta agua, que contiene arena y productos químicos disueltos, en el pozo y, en particular, una vez que se alcanza la presión requerida, se mide y controla el flujo del fluido de fracturación. Para esta tarea se utilizan los caudalímetros electromagnéticos KROHNE OPTIFLUX diseñados para funcionar a presiones muy altas (2500 psi). El petróleo y el gas de esquisto se liberan de la roca cuando se reduce la presión de fracturación y se controlan los caudales de producción mediante caudalímetros de fracturación de gas y petróleo de esquisto.
